Este año, todos los ojos se posaron sobre el brasileño Jair Bolsonaro, a quien presentó en persona el veterano fundador del Foro, Klaus Schwab. Igual que Trump, el mundo de los negocios volteó inmediatamente la cabeza y perdió interés en un Macri que antes veía como la principal barrera contra los `populismos` en Latinoamérica. El ultraderechista que popularizó el ademán de la pistola no se lució: desenfocado, habló apenas 6 minutos, y después suspendió la conferencia de prensa que había anunciado por el escándalo que levantó una denuncia de lavado de dinero contra su hijo. Pero su ministro de Hacienda, Paulo Guedes, les dijo todo lo que querían oír: habrá privatizaciones por más de 20.000 millones de dólares, recorte de jubilaciones y pensiones y déficit cero este mismo año. Punta en blanco De este lado del Atlántico, el que más intentó `vender` la reelección de Macri ante el establishment fue José Torello, el jefe de los asesores presidenciales. En la chacra uruguaya del quebrado y recuperado Santiago Soldati, dos semanas atrás, aventuró ante un puñado de empresarios de muy alto nivel que incluso será `en primera vuelta`. La misma seguridad le transmitió a Martín Cabrales la gobernadora María Eugenia Vidal en un encuentro que compartieron en Mar del Plata, donde el ejecutivo tiene una de sus plantas procesadoras de café. Lo que no logró fue arrancarle certezas sobre el desdoblamiento de las elecciones. `No creo que lo haga`, arriesgó ante BAE Negocios.
Uno de los invitados al almuerzo uruguayo en lo de Soldati, el zar petrolero Alejandro Bulgheroni, fue de los pocos popes locales que esta semana volaron a Davos. El jefe de. Panamerican Energy (PAE) viajó junto con Marcos, su sobrino, en medio de la disputa entre las petroleras y las distribuidoras de gas por quién paga el costo de la devaluación. Apenas participó de un par de encuentros con inversores y de una cena con Dujovne y el resto de la escuálida delegación de empresarios criollos: Eduardo Elsztain